Dos días en Gredos


22 de mayo de 2006

« sin comentarios»






Amanece



El naranja

del bello horizonte

nos despereza

Nos Juntamos



Risas, ruido,

el día ha llegado

todos nos vamos.


Parada obligatoría


Reencuentro

y organización,

en la Cruz Verde.


Calzada romana



Van dos cervezas

y un ciento de curvas

amarillea el puerto.


En fila



Maquinas mudas,

cuando el aire sopla,

palabras dulces.


Agrupamiento



Una parada

el frescor en la cara

unas sonrisas


Muy ordenados



Sobre las hojas verdes

que cubren la montaña

el sol pasea.


Shiki Masaoka


Otra montura



Tarde lenta

en los lomos tormenta,

caballo blanco.


Un Rayito de la tarde



Llegan la luna

y las sombras,

a jugar y a danzar.


Paseito matinal por Barajas


Huele a pan,

la claridad aparece

y caminamos.


Las cerecitas



Y del Valle

la suavidad roja llena

los paladares.


De Navarredonda, al Calé y a el Barco



El motor tose,

serpentean las motos,

patatas, magro.


Arroyo Navamediana



Aguas turquesas,

paladares en compañía,

los verdes prados.


La apuesta



Décimos fríos

en el lecho trasparente,

risas, alegrías.


Alineadas en el Vergel


Cuatro instantes

de un fin de semana


entre amigos






Estamos en un lugar donde dialogan los espíritus ancestrales de los hombres que, al descubrir la condición humana inventaban dioses y creencias. Un espacio poético y perturbador donde el granito y el frescor del viento lo inundan todo donde las estrellas brillan en el firmamento, donde cantan los jilgueros y los milanos recorren el cielo donde florecen los piornos, donde se escucha el silencio... Gredos, como ya os dije, surge de la orogenia hercínica y es rejuvenecido en los movimientos alpinos, después serán el aire, el agua, el tiempo y el hielo quien definirán los picachos y las agujas y le den forma, color y textura a los suelos. Por aquí hay miles de plantas al amparo de los arroyos y riachuelos, también árboles frondosos y muchos Quercus, algunos rodales de pinos, piornos y cantuesos. Entre las escobas y las hierbas y también en el cielo se crían miles de animales e insectos diversos, endemismos no nos faltan y sabed que de las nieves perpetuas que cubren estos cerros el agua va a parar al río Duero. Los primeros hombres conocidos son los Vettones que guerreaban con los Carpetos, luego los romanos, la calzada, los visigodos del castro de la Ulaca y después los árabes y los beréberes con sus ovejas merinas, los cristianos en el medievo fueron creando los pueblos sobre las antiguas majadas a la orilla de los senderos y levantaron nuevas iglesias y crearon concejos que cuidaran la tierra que en rey cristiano tenia dueño. Con el paso del tiempo, este realengo se convirtió en señorío de los Alba que ayudaron a los de los Reyes Católicos pues eran primos, luego en su retorno de centro Europa por aquí pasó Carlos V, de España el Primero, yendo a su retiro al Monasterio de Yuste. Y luego después de la euforia de Felipe II y los Austrias menores, llegaron los Borbones y su refinamiento y el hombre de estos lares se convirtió en carretero, en agricultor y en trashumante ganadero y también en herrero, en carpintero, en cura o fraile o en gente sin dinero. Con los años llegaran nuevas ideas y razonamientos en los tiempos modernos, también desamortizaciones y otros entuertos, pasaremos el siglo XIX y sin América nos quedaremos para seguir siendo de Castilla la Vieja para luego ser Castilla León y después Europa y a partir de ahora “sabe Dios” lo que seremos. Y así le transcurre la vida a este bello Gredos hoy parque Natural después de haber sido un real cazadero con Alfonso el Decimotercero. Y después de mil batallas de Repúblicas, de Guerras Civiles, de dictaduras y democracias, volvemos a mirar los picos de esta nuestra querida Sierra de Gredos, que clavados en nuestras retinas nos los llevamos muy lejos.
.


Jorge Vaquero
.


Mayo 2006


Ir Arriba
Creative Commons LicenseOldbook by Oloman is licensed under a Creative Commons License.
Based on a work at Minima Black de Douglas Bowman para Blogger.