Cuatro instantes
de un fin de semana
entre amigos
Estamos en un lugar donde dialogan los espíritus ancestrales de los hombres que, al descubrir la condición humana inventaban dioses y creencias. Un espacio poético y perturbador donde el granito y el frescor del viento lo inundan todo donde las estrellas brillan en el firmamento, donde cantan los jilgueros y los milanos recorren el cielo donde florecen los piornos, donde se escucha el silencio... Gredos, como ya os dije, surge de la orogenia hercínica y es rejuvenecido en los movimientos alpinos, después serán el aire, el agua, el tiempo y el hielo quien definirán los picachos y las agujas y le den forma, color y textura a los suelos. Por aquí hay miles de plantas al amparo de los arroyos y riachuelos, también árboles frondosos y muchos Quercus, algunos rodales de pinos, piornos y cantuesos. Entre las escobas y las hierbas y también en el cielo se crían miles de animales e insectos diversos, endemismos no nos faltan y sabed que de las nieves perpetuas que cubren estos cerros el agua va a parar al río Duero. Los primeros hombres conocidos son los Vettones que guerreaban con los Carpetos, luego los romanos, la calzada, los visigodos del castro de la Ulaca y después los árabes y los beréberes con sus ovejas merinas, los cristianos en el medievo fueron creando los pueblos sobre las antiguas majadas a la orilla de los senderos y levantaron nuevas iglesias y crearon concejos que cuidaran la tierra que en rey cristiano tenia dueño. Con el paso del tiempo, este realengo se convirtió en señorío de los Alba que ayudaron a los de los Reyes Católicos pues eran primos, luego en su retorno de centro Europa por aquí pasó Carlos V, de España el Primero, yendo a su retiro al Monasterio de Yuste. Y luego después de la euforia de Felipe II y los Austrias menores, llegaron los Borbones y su refinamiento y el hombre de estos lares se convirtió en carretero, en agricultor y en trashumante ganadero y también en herrero, en carpintero, en cura o fraile o en gente sin dinero. Con los años llegaran nuevas ideas y razonamientos en los tiempos modernos, también desamortizaciones y otros entuertos, pasaremos el siglo XIX y sin América nos quedaremos para seguir siendo de Castilla la Vieja para luego ser Castilla León y después Europa y a partir de ahora “sabe Dios” lo que seremos. Y así le transcurre la vida a este bello Gredos hoy parque Natural después de haber sido un real cazadero con Alfonso el Decimotercero. Y después de mil batallas de Repúblicas, de Guerras Civiles, de dictaduras y democracias, volvemos a mirar los picos de esta nuestra querida Sierra de Gredos, que clavados en nuestras retinas nos los llevamos muy lejos.
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Jorge Vaquero
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Mayo 2006
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